Estos último años han supuesto una revolución constante en el campo de la retina médica: nuevos tratamientos intravítreos, nueva tecnología… Ha cambiado totalmente el pronóstico de patologías como la degeneración macular asociada a la edad exudativa, el edema macular diabético, las oclusiones venosas, la retinopatía diabética proliferante… disminuyendo drásticamente el porcentaje de ceguera en estos pacientes. Sin duda grandísimas noticas para enfermos y facultativos: no hay nada más gratificante en tu trabajo que ver cómo mejoran tus pacientes.

La otra cara de la moneda es que en muchos servicios de Oftalmología se han visto desbordados por el número de revisiones y tratamientos que ahora requieren estos pacientes.

Quiero defender aquí el trabajo que tantos retinológos están realizando en los hospitales públicos. Nuestra motivación no es la económica, obviamente, sino dar el mejor trato y el mejor tratamiento a nuestros pacientes. Porque sí, porque hay que decirlo: tenemos la mejor tecnología, los mejores fármacos y los mejores profesionales. Porque si un paciente necesita una inyección urgente se le añade, aunque esté llena la lista; y si necesita una revisión se le hace hueco, aunque esté la agenda llena. No vamos a cobrar más por ello, pero lo hacemos porque en nuestro trabajo lo más importante es el paciente.

Veo crecer una corriente que me preocupa: avances en el screening automático, inteligencia artificial… dicen que no hace falta ver al paciente, que con ver las pruebas y la retinografía es suficiente. Que así se podrían ver a muchos más. Señores somos médicos, el paciente de retina también necesita vernos la cara, mirarnos a los ojos, que le preguntemos qué tal las inyecciones y estrecharnos la mano al salir de la consulta, aunque luego tengamos que levantarnos de la mesa a lavarnos entre paciente y paciente. No hay enfermedades sino enfermos y claro que hay individualizar cada tratamiento: conocer al enfermo, su entorno, su apoyo familiar, su situación funcional… son variables siempre a tener en cuenta.

Esto sólo es una reflexión, y claro que hay cosas que mejorar, sobre todo en cuanto a la organización de la consulta, gestión del personal y mejor eficiencia en las inyecciones… pero sigo defendiendo la sanidad pública española como la mejor del mundo.

 

 

Dra Pilar Calvo

Retina Médica

Hospital Universitario Miguel Servet.

Universidad de Zaragoza

 

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