Es cierto que la medicina es una carrera vocacional y de servicio, pero también es un modo de vida. Por ello, al igual que a cualquier persona, el tema del trabajo y el aspecto económico te van a acompañar durante toda tu vida. Con frecuencia tendrás que tomar decisiones sobre temas relacionadas con el dinero, tanto en tu vida personal como profesional. Te has preparado duro y durante muchos años. Has tenido que lograr un buen expediente para acceder a la carrera de medicina. Luego han sido seis años duros de exámenes, prácticas, rotaciones. En los veranos pensabas como mejorar tu bagaje personal y profesional para ser un buen médico. Te dedicabas a aprender inglés, a hacer prácticas en hospitales diferentes para conocer otra manera de hacer medicina, buscabas proyectos de cooperación internacional en ONGs. Luego el MIR… el MIR. La presión de sacar un buen número para aspirar a la plaza soñada. Y nuevamente otros cuatro años de trabajo y estudio, de presentaciones en congresos, de artículos, de tesis doctoral, de aprender técnicas quirúrgicas que cuando las ves por primera vez piensas ¿cuándo seré yo capaz de hacer eso?  Y después de todos esos años, te ves de verdad en la calle buscando trabajo. Porque de algo hay que vivir.

Por eso, hay algunas cosas que deberías saber sobre este trabajo y el dinero si, como parece, vas a tener que vivir de la oftalmología y que estos dos factores no te impidan ser feliz el resto de tu vida.

1. Sigue invirtiendo en tu formación. Si después de tantos sacrificios, te parece que ha llegado el momento de vivir tranquilo… te equivocas. Si puedes, sal al extranjero para seguir formándote, para conocer otro modo de trabajar, para conocer otro sistema sanitario, otra lengua y otra cultura. Esto te enriquecerá como oftalmólogo y como persona. Hay quien cree que eso le descolgará de la rueda en la que está metido, y cuyo siguiente paso sería quedarse a trabajar en el mismo hospital donde ha terminado la residencia. Si no encuentras la oportunidad de salir al extranjero, al menos cambia de ciudad. Sal de tu zona de confort. ¿Conoces el programa del Plan de Formación de Especialistas en Retina de la SERV? ¿Y las becas de corta y larga estancia? Aprovéchalas. Hacer un fellow seguramente no será la experiencia más enriquecedora económicamente a corto plazo, pero te aseguro que lo agradecerás toda tu vida.

2. No sueñes con encontrar el puesto de trabajo perfecto y créalo. Quizás sea en la medicina privada, quizás sea montando tu propia consulta, o quizás sea en la medicina pública. El trabajo perfecto no existe. O como se dice en España “en todos los sitios cuecen habas”. Por eso dedica menos tiempo a quejarte y dedica más a crecer como persona y como profesional. La queja entendida como crítica constructiva es buena para mejorar los trabajos, pero si solo se queda en la queja, es absolutamente autodestructiva. Sueña con qué quieres llegar a ser y lo alcanzarás. Deja volar tu imaginación. Aprende cosas, ponte retos. Si vives en un entorno enriquecedor aprenderás un montón de cosas casi sin esfuerzo. No hay nada que te haga más rico como oftalmólogo, que cada cosa que aprendes. Por eso, invierte en ti mismo, dedica tiempo a formarte, a estar “al día”, acude a congresos, lee artículos con mirada crítica. Se creativo, lidera, emprende, innova en tu trabajo, y te aseguro que eso te hará muy feliz. Cuando nos preguntan a los que tenemos hijos que queremos que sean de mayores, casi todos los padres contestamos “felices”. No creo que nadie conteste “ricos”.

3. El dinero también es importante, ¡quién lo duda!  Dicen que en la búsqueda de oportunidades laborales el 49% de los millenials priorizan el salario y el 41% el impacto de su trabajo en la sociedad. Conozco a muchos médicos buenos cuyo principal objetivo es encontrar un trabajo en un Hospital y tener un sueldo estable y fijo. Si eres de los que creen que el dinero es lo más importante, trabajar para otro es un error, porque va a limitar la cantidad de dinero que vas a ganar el resto de tu vida. Es muy difícil hacerse rico trabajando para otro. Monta una consulta privada, a ser posible con otros oftalmólogos. Pero cuidado, porque no es oro todo lo que reluce. El mercado sanitario está cada vez más controlado por las grandes compañías de seguros. Y esto es una tendencia que va a más, y al final vuelves a acabar trabajando para otros. Sin embargo, si das en el clavo, eres buen profesional y honrado, con una buena consulta podrás ganar dinero. Pero, utiliza tu inteligencia y haz que la consulta trabaje para ti y no al revés.

4. Piensa en qué necesitas realmente y en lo que no.  Por ejemplo, en qué equipos tienes que adquirir y cuáles no. Hay muchas innovaciones en el mercado que están muy bien para investigar, pero que su aplicación en la práctica clínica está por venir. Si eres de los “early adopters” en tecnología de tu consulta privada, quizás vuelvas a caer en el error del que estabas huyendo y acabes trabajando para otros. En este caso, para la industria a la que le compras caros y sofisticados aparatos que a veces aportan poco sobre los que ya tienes. Leía recientemente en un blog, que lo más parecido a la esclavitud es vivir debiendo dinero. Es cierto que son pocos los afortunados que pueden empezar proyectos, tanto personales como profesionales, sin endeudarse. Pero utiliza el sentido común. Endeudarse más de lo necesario solo sirve para angustiarte si las cosas vienen mal dadas, no salen como esperabas o van más lentas de lo esperado. Esto generará una situación que reducirá tu libertad para decidir cambiar de trabajo, para decidir tener familia, o para cambiar de ciudad. No compres cosas que no estás seguro si las necesitas. Vas a sentirte continuamente presionado en los congresos, las publicaciones científicas, las reuniones de la industria, y por tus propios compañeros, para que adquieras aparatos cada vez mejores y vivas en una carrera permanente.  Sé más listo que los demás, y no te dejes atrapar por una competición vacía sobre quien exhibe mejores propiedades y estatus.

5. Vive experiencias nuevas, para que tu vida no caiga en la rutina. No hay nada material que te haga más feliz que las experiencias que te dejan huella y te hacen crecer.  Intenta buscar alguien con quien compartir esas experiencias como una pareja, un familiar, una amistad o un compañero y las disfrutarás el doble. Dedica más tiempo a las personas que quieres y te quieren, porque el tiempo vuela. Lo creas o no, el tiempo, se acabará convirtiendo en el mayor de los lujos. Cuando caes en la rutina, el tiempo va más rápido. Y el tiempo no se puede comprar con dinero. Además, recuerda que la mayoría de las cosas que te hacen feliz no cuestan dinero.

6. Planifica para que qué quieres el dinero que vas a ganar. La única manera de que tanto trabajo tenga algún sentido consiste en recapacitar para qué vas a necesitar el dinero y cuáles son tus objetivos materiales en la vida. Cada uno decide: comprar la mejor casa, el mejor coche, los estudios de mis hijos, las vacaciones de la familia, para la jubilación, ¿para presumir?… puede ser. Todas las opciones son válidas, pero no pierdas la perspectiva o perderás el tiempo, perderás tu vida. Y como se suele decir, ¡aquí se va a quedar todo!

7. Haz algo (o mejor mucho) por los demás. Y no me refiero solo a los pacientes. Decía Warren Buffet que, si perteneces al 1% más afortunado de la población, le debes algo al 99% restante. Quizás te suene exagerado decir que perteneces a ese 1% y seguramente será cierto. Pero aún y todo, somos muy afortunados. Tenemos un trabajo muy bonito, que nos hace crecer como seres humanos y que nos permite tener una calidad de vida para muchos envidiable. Hay compañeros que son muy activos en ONGs de ayuda al tercer mundo, pero también se puede ayudar mucho en tu entorno. Si eres de los que piensas que “me encantaría, pero no tengo tiempo para esas cosas” seguramente estás equivocado (otra vez el tiempo…). Por lo menos, busca otras maneras de gastar dinero en personas necesitadas. Seguro que, en mayor o menor medida, te lo puedes permitir, así que no dejes de donar, regalar y ayudar. Esta también es una característica de los millenials, no la pierdas.

Seguramente hay gente que pueda ofrecer más y mejores consejos que yo, pero estos son los que a mí se me han ocurrido. ¿Se te ocurren más a ti? Compártelos.

 

Alfredo García Layana

 

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